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jueves, 12 de julio de 2012

"DESDE MI CRUZ HASTA TU SOLEDAD..."


ESPECIALMENTE PARA TÍ:
"DESDE MI CRUZ HASTA TU SOLEDAD..."
Te escribo desde mi Cruz a tu soledad,
a ti, que tantas veces me miràste sin verme
y me oíste sin escucharme...

A ti, que tantas veces prometìste
seguirme de cerca
y sin saber por qué te distanciaste
de las huellas que dejé en el mundo,
para que no te perdieras...

A ti, que no siempre crees que estoy contigo,
que me buscas sin hallarme
y a veces pierdes la fe en encontrarme...

A ti, que a veces piensas que soy un recuerdo
y no comprendes que estoy vivo.
Yo soy el principio y el fin...
Soy el camino para no desviarte,
la verdad para que no te equivoques
y la vida para no morir.

Mi tema preferido es el amor,
que fue mi razón para vivir y para morir.
Yo fui libre hasta el fin...

Tuve un ideal claro
y lo defendí con mi sangre para salvarte.
Fui maestro y servidor...
Soy sensible a la amistad
y hace tiempo que espero que me regales la tuya.

Nadie como yo conoce tu alma,
tus pensamientos, tu proceder,
y sé muy bien lo que vales.

Sé que quizás tu vida
te parezca pobre a los ojos del mundo,
pero Yo sé que tienes mucho para dar,
y estoy seguro que dentro de tu corazón
hay un tesoro escondido...

Conócete a ti mismo
y me harás un lugar a mí.
¡Si supieras cuánto hace
que golpeo las puertas de tu corazón
y no recibo respuesta...!

A veces también me duele que me ignores
y me condenes como Pilatos...
Otras, que me niegues como Pedro,
y que otras tantas me traiciones como Judas.

Y hoy, te pido paciencia, amor,
responsabilidad, tolerancia para tus semejantes,
comprensión para con todos tus hermanos,
compasión para el que sufre,
¡Servicio para todos...!

Quisiera no volver a verte egoísta,
orgulloso, rebelde, disconforme, pesimista...
Desearía que tu vida fuera alegre,
siempre joven y cristiano...

Cada vez que flaquées, búscame y me encontrarás...
Cada vez que te sientas cansado,
háblame, cuéntame...
Cada vez que creas que no sirves para nada
no te deprimas...
No te creas poca cosa,
no olvides que Yo necesité de un asno
para entrar en Jerusalén
y necesito de tu pequeñez
para entrar en el alma de tu prójimo...

Cada vez que te sientas solo en el camino,
no olvides que estoy contigo...
No te canses de pedirme
que Yo no me cansaré de darte...
No te canses de seguirme
que Yo no me cansaré de acompañarte...

¡Nunca te dejaré solo...!

Aquí a tu lado me tienes...
Estoy siempre a tu lado para ayudarte...

Estoy y Soy siempre para amarte...
El mismo amigo, ayer,hoy y siempre:
JESÚS

EL SANTO DE ASÍS, SAN FRANCISCO...:


EJEMPLO DE SANTIDAD...! TODO GRACIAS A SU GRAN PRUDENCIA, SABIDURIA y CARIDAD... SIEMPRE ENAMORADO DE CRISTO, ENAMORADO DE SU CRUZ...
EL SANTO DE ASÍS, SAN FRANCISCO...:
"Bien lo saben cuantos hermanos convivieron con él, qué a diario, qué de continuo traía en sus labios la conversación de Jesús... Qué dulce y suave su diálogo; qué coloquio más tierno y amoroso mantenía. De la abundancia del corazón habla la boca, y la fuente de su amor iluminado que llenaba todas sus entrañas, bullendo saltaba fuera. ¡Qué intimidades las suyas con Jesús! Jesús en el corazón, Jesús en los labios, Jesús en los oídos, Jesús en los ojos, Jesús en las manos, Jesús presente siempre en todos sus miembros... Porque con amor ardiente llevaba y conservaba siempre en su corazón a Jesucristo, y éste Crucificado, fue marcado gloriosamente sobre todos con el sello de Cristo..." (1Celano 115)
En esa obra maestra admirable que es la vida y la persona del Santo de Asís confluyeron tres componentes principales: la gracia, la naturaleza y la propia personalidad, ya presentes en sus primeros 24 años de vida pura e íntegra, pero también vana y disipada. Los tres componentes se entremezclaron luego en sus veinte años de conversión y penitencia, en una creciente tensión espiritual, hasta alcanzar su punto culminante en la transformación mística en Cristo estigmatizado. Fruto de la gracia y de los dones extraordinarios de Dios, sin duda, pero también de su esfuerzo heroico y constante en la práctica de toda virtud humana, moral y social, a la luz del Evangelio de Cristo y al servicio del amor de Dios y del prójimo.
La espiritualidad de San Francisco de Asís es, sobre todo, cristocéntrica y evangélica, afectiva y mística. Francisco, en su contemplación del misterio trinitario, ve sobre todo en la persona del Hijo de Dios encarnado y crucificado al hermano mayor de toda la humanidad, al autor de la salvación, mediador y modelo de nuestra comunión con Dios. Esto lo descubrió ya desde el momento de su conversión. La visión de Cristo crucificado en San Damián, lo marcó de tal modo para toda su vida, que no podía recordar la Pasión del Señor sin que le saltaran las lágrimas y, como dice San Buenaventura, ya desde entonces llevó impresas en su interior las llagas de la pasión. Por tanto, la espiritualidad de San Francisco no es especulativa sino afectiva, y es su compasión por Cristo lo que le empuja a seguirlo y a imitarlo en todo, hasta parecer otro Cristo pobre y crucificado.
Francisco encontraba a Jesucristo pobre y crucificado en los pobres, en los leprosos, en las pruebas, en las iglesias en ruinas y, sobre todo, en la soledad y en el silencio de la oración. Allí, transformado no ya en orante sino "en la oración misma", contemplaba con los ojos de la mente y con el corazón la pobreza en Belén de Cristo y de su madre pobrecilla; la caridad que lo llevó a la cruz por amor nuestro; y su humildad en la Eucaristía, hecho pan en las manos del sacerdote para la vida del mundo.
El gran amor de Dios por la humanidad manifestado en Cristo le hacía vivir en constante alabanza y acción de gracias, bendiciendo a Dios por todas las cosas creadas por Dios, que de él llevan "significación". Y por su "compasión" a Cristo encarnado amaba a toda criatura, animada o inanimada, en especial al hombre redimido con su sangre, y a proclamarlo a los cuatro vientos cual mensajero de su salvación y de su paz, no sólo a los hombres de todo el mundo, cristianos o no, de cualquier clase o condición, sino incluso a los pájaros, al fuego, a los peces, a toda criatura. Y sus palabras no eran estériles, pues eran inspiradas e iban acompañadas por el ejemplo de una vida intachable. Y todo eso, a diferencia de otros movimientos evangélicos de su tiempo, lo vivió desde una fe inquebrantable en la Iglesia católica, en su doctrina y en sus ministros. "Hombre católico y totalmente apostólico, que en su predicación exhortaba, principalmente, a observar inviolablemente la fe de la Iglesia Romana" (Julián de Spira).
San Francisco fue también, desde su conversión, un "penitente", es decir, un hombre en camino de conversión, de regreso a la voluntad del Padre. Mas el regreso no es posible sin penitencia, sin austeridad ni mortificación de los sentidos, sin dar muerte al hombre viejo esclavo de los vicios y pecados. Su ascética fue la práctica y el ejercicio de las virtudes, principalmente las seis virtudes que él llama "hermanas": la reina sabiduría con la pura sencillez, la dama pobreza, con la santa humildad, la señora santa caridad y la santa obediencia. La ascesis lo transformó en un hombre renovado, devuelto a la inocencia original pues, habiendo vencido al pecado, se sentía perdonado y reconciliado con Dios, en paz consigo mismo y en comunión con toda criatura animada o inanimada. De ahí su optimismo y la "verdadera alegría" que lo lleva a componer el Cántico del hermano Sol cuando se estaba quedando ciego, y a recibir cantando a la "Hermana Muerte"...
"Un hombre previsor construye su casa sobre roca..."

PRUDENCIA, SABIDURÍA, AMOR...


PRUDENCIA, SABIDURÍA, AMOR...
Jesús, maestro de autoridad convincente, enseña los "requisitos" para pertenecer a su Reino —¡de amor!— y cuál ha de ser nuestra actitud ante la Ley de Dios. Escuchar realmente la Palabra de Dios implica ponerla por obra. Quien lo haga tendrá prudencia y sabiduría.
El antiguo Israel tenía conciencia de ser un pueblo sabio porque conocía explícitamente la Ley de Dios. Actualmente, se respira un desafecto ante la ley, especialmente si es de Dios o si es "Ley moral". Pero ésta no es una imposición, sino un "don" que nos enseña las "razones" del crecimiento humano y del acercamiento al Creador. Aprendamos de nuestra propia historia: donde se rechaza y/o se desconoce la Ley de Dios se desconoce también la dignidad de la persona humana y fácilmente se la maltrata.

"—Señor, mi Dios, ayúdame a poner por obra tus preceptos para adquirir la verdadera sabiduría de la vida...—"

EL CARACTER VITAL DE LA FE


EL CARACTER VITAL DE LA FE
Jesucristo nos habla del carácter vital de la fe, que no consiste en la simple aceptación de determinados axiomas (o principios) teóricos, sino que es una "semilla" de vida dentro de nosotros. Una semilla!: Algo pequeño, pero vivo, que debe recorrer un camino de crecimiento...
Nuestra fe no es una teoría ni una costumbre aprendida, sino un acontecimiento: Un encuentro con Dios. Ciertamente, la fe en Jesús es "conocimiento", pero es un conocer que nos "compromete". La fe va de la palabra a la idea, pero tiene siempre que regresar de la idea a la palabra y a la acción. La fe no se puede demostrar: es un cambio del ser, y sólo quien cambia la acoge. Es un cambio que hay que hacer todos los días.

"Jesús, conocerte a ti me trae un regalo: Dios está en camino hacia mí. Ayúdame a corresponder a la exigencia que este regalo me plantea: al creer en ti, debo caminar contigo..."
AMÉN

SALVE MARÍA, MADRE DE DIOS


SALVE MARÍA, MADRE DE DIOS
"Salve, María, Madre de Dios, Veneradísimo tesoro de todo el orbe, antorcha inextinguible, corona de la virginidad, trono de la recta doctrina, templo indestructible, habitáculo de aquel que no puede ser contenido en lugar alguno.
Virgen y Madre por quien se nos ha dado el llamado en los Evangelios...: ¡Bendito el que viene en nombre del Señor....!
Salve, Tú que encerraste en Tu seno virginal al que es inmenso e inabarcable. Tú, por quien la Santísima Trinidad es adorada y glorificada. Tú, por quien la cruz preciosa es celebrada y adorada en todo el mundo. Tú, por quien exulta el cielo, se alegran los ángeles y arcángeles, huyen los demonios, por quien el diablo tentador fue arrojado del cielo, y la criatura, caída por el pecado, es elevada al cielo..."

(San Cirilo de Alejandría) (v.380-v.444)
Defensor del título de María « Théotokos » en el Concilio de Éfeso (431

"DIOS MÍO, TE AMO PERO... ¡ENSÉÑAME A AMAR!"


"DIOS MÍO, TE AMO PERO... ¡ENSÉÑAME A AMAR!"
SAN JOSEMARÍA ESCRIVÁ DE BALAGUER
26 de Junio del 2012
Josemaría Escrivá de Balaguer, nacido en Barbastro (Huesca) en 1902. Murió en Roma el 26 de junio de 1975. Hijo de José y de Dolores, que se habían casado en 1898 y que tuvieron seis hijos. Decidió hacerse sacerdote diocesano para estar con plena disponibilidad al querer divino sólo intuido. Alternó los estudios de Derecho en la Universidad de Zaragoza con los de Filosofía y Teología en el seminario. Se ordenó sacerdote el 28 de marzo de 1925. El 2 de octubre de 1928 fundó, en Madrid, el Opus Dei, que abre un nuevo camino de santificación en medio del mundo a través del trabajo profesional en el cumplimiento heroico de los deberes personales, familiares y sociales. La misión encomendada era colosal, sólo limitada por la misma extensión del mundo y por sus millones de habitantes. Aquello sólo era posible con una profunda vida interior; hacía falta mucha oración y abundante mortificación. El desarrollo de la labor que Dios quería que hiciera no tenía camino jurídico dentro del organismo de la Iglesia. Era un proyecto universal eminentemente laical, y hasta entonces el derecho eclesiástico se limitaba en lo universal a la regulación de las familias clericales o de religiosos. Desarrolló una prodigiosa actividad , por más de cuarenta años, en medio de numerosas dificultades de todo tipo, donde no faltaron incomprensiones y calumnias; sufrió el recelo de personas . Su enamoramiento de Jesucristo en la Eucaristía, la filial devoción a la Virgen santísima y a san José, y la complicidad de los Ángeles hicieron posible que llevara con fe, alegría y buen humor esta «persecución de los buenos» como él la llamó. La Prelatura del Opus Dei está extendida por los cinco continentes y cientos de miles de fieles acuden a la intercesión de San Josemaría, que dejó, además de sus libros La Abadesa de las Huelgas (estudio histórico-jurídico), Camino, Surco, Forja, Amigos de Dios, Es Cristo que pasa y numerosas Cartas, un millar de hijos suyos sacerdotes a su muerte, y... ¿sabes?, le gustaba bendecir las guitarras de los jóvenes.
El 17 de mayo de 1992, Juan Pablo II beatifica a Josemaría Escrivá de Balaguer. Lo proclama Santo diez años después, el 6 de octubre de 2002, en la plaza de San Pedro, en Roma, ante una gran multitud. «Siguiendo sus huellas», dijo en esa ocasión el Papa en su homilía, «difundid en la sociedad, sin distinción de raza, clase, cultura o edad, la conciencia de que todos estamos llamados a la santidad».

DELICADEZA ANTE NUESTRO SEÑOR....


DELICADEZA ANTE NUESTRO SEÑOR....
El Señor es tajante: "las cosas santas hay que tratarlas santamente" ("Sancta sancte tractanda", decían los clásicos). ¡Necesitamos una nueva educación litúrgica! En la Iglesia Católica el culto es peculiar y santo: es "liturgia", es decir, acción de Cristo en nosotros y con nosotros (Es Jesucristo quien me alimenta con su Cuerpo en la Comunión, etc.). Hemos de recibir con delicadeza este actuar de Dios mismo.
La liturgia es "Obra de Dios", donde Él mismo actúa primero y nosotros somos redimidos con su acción. Debemos disponernos mediante una actitud orante, con disciplina, paz (¡Sin prisas!) y reverencia: ¡Estamos a la vista de Dios! Debemos ser gratos a los ojos divinos incluso en la postura del cuerpo y en la emisión de la voz (El respetuoso tiende a rezar con la palabra "tímida", porque Dios no necesita ser despertado a gritos).
—Jesús, despiértame una comprensión íntima hacia lo sagrado que Tú eres y haz que me sienta atraído hacia Ti. ¡Todo lo demás es secundario si te tengo a Tí en mi corazón...!—