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martes, 26 de junio de 2012

DESDE SU LECHO DE ENFERMO Y LLENO DE ESPERANZA EN EL AMOR DE CRISTO JESÚS Y LA TERNURA DE NUESTRA MÁMA : ¡GRACIAS...!


DESDE SU LECHO DE ENFERMO Y LLENO DE ESPERANZA EN EL AMOR DE CRISTO JESÚS Y LA TERNURA DE NUESTRA MÁMA: ¡GRACIAS...!
En uno de los muchísimos e-mails que he intercambiado con mi amado hermano, él me escribió estas letras las cuales me parecieron tan lindas que no pude evitar el compartirlas con todos Uds. gente preciosa que nos ha acompañado con sus oraciones y apoyo espiritual... No tengo palabras para agradecer este cariño de hermanos y oraciones que a través de esta dura prueba nos han demostrado, hecho llegar y sentir...En nombre de mi familia, especialmente en nombre de mi hermano Mario Roberto, a quien le ha llegado a su corazón cada plegaria, pensamiento y buen deseo: ¡GRACIAS! ¡Dios y María Santísima les bendiga grandemente!... Aún se necesita mucha oración... ¡Mil gracias!
Isabel, siempre confiando y apoyada en el INENTENDIBLE AMOR DE JESÚS Y MÁMA MARÍA.

PARA TODO AQUÉL QUE ES MAESTRO...¡DIOS LES BENDIGA!

 
PARA TODO AQUÉL QUE ES MAESTRO...¡DIOS LES BENDIGA!
De corazón, deseo a todos los Maestros, quienes tienen la noble y bendita tarea de educar y formar al futuro de cada nación, un Felíz Día... Qué Jesús, MAESTRO DE MAESTROS, les ilumine con Su Santo Espíritu, su amor y Su gracia para poder llevar a cabo esta noble misión encomendada. Qué María Santísima, interceda siempre por cada uno porque Nuestro Señor Jesucristo, Su Santísimo Hijo les conceda siempre la sabiduria, la paciencia, la auténtica vocación y el amor que tanto se ...necesita en la formación, basada en altos en valores morales y espirituales así como el gran amor a a Dios, al prójimo y a sí mismo, amor fundamental para amar todo lo demás... ¡Dios les bendiga hoy y siempre!
ORACIÓN DEL MAESTRO:
PERMÍTEME SEÑOR...
Conocer, comprender y educar a todos mis alumnos... Tratarlos con autoridad y firmeza, pero con un gran amor... Señor, que yo guarde siempre el respeto y consideración que cada uno merece por su individualidad como seres únicos, su independencia y libertad; haciéndoles entender que tienen deberes y que, así como ellos son merecedores, los demás: Sus semejantes, merecen lo mismo en retribución a lo que reciben... Ayúdame a formar en mis alumnos, sentimientos de humildad, amor y conciencia para con los demás sin perder por esto la estima que cada uno debe sentir por si mismo... Qué reconozcan en su prójimo las necesidades y sepan ver a travez de, lo que yo puedo transmitirles, Tu rostro y Tu amor... Qué mi amor de Maestro, no sólo transmita conocimientos sino tambien una formación que pueda inculcarles colaboración, ayuda y participación hacía el hermano que más lo necesita...
Recordar siempre que la misión que me has encomendado, aunque difícil es muy bella y la más bendita que pudíste haberme otorgado... ¡Yo, me atrevo a llamarme Maestro y darme este nombre ante Tí que eres el Gran Maestro de Maestros...! Porfavor, conserva en mi Señor, la humildad que siempre debo guardar y que nunca use mi posición para sobrecargarme de autoridad y poder.... Qué yo siempre acepte que, ante cada alumno, tambien yo puedo pasar a vivir este papél y aprender mucho de ellos si pongo la atención y el corazón en cada día de trabajo y labor :"Formar el mundo del mañana".
Ayúdame a oírlos en sus dudas y reclamos, aceptando que, como humano, no soy dueño de la verdad y por lo tanto, puedo fallar y puedo equivocarme.
Señor, que todo sea por el bien de mis alumnos que son mi mayor compromiso ante Tí y ante esta tierra que tanto bien necesita...
¡Ilúminame, Tu Señor, que eres el ejemplo de cada Maestro...!
Gracias Señor Jesús, porque Tu caminas conmigo y porque Máma, me lleva de Su tierno y amoroso brazo para llevar a cada uno de mis alumnos al camino que conduce a Tí..."
RILEGUZ - INENTENDIBLE AMOR DE JESÚS

Martes XII del tiempo ordinario, 26 de Junio del 2012 "todo cuanto queráis que os hagan los hombres, hacédselo también vosotros a ellos; porque ésta es la Ley y los Profetas"

 
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO:
Día litúrgico: Martes XII del tiempo ordinario, 26 de Junio del 2012
Texto del Evangelio (Mt 7,6.12-14):
"En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No deis a los perros lo que es santo, ni echéis vuestras perlas delante de los puercos, no sea que las pisoteen con sus patas, y después, volviéndose, os despedacen. Por tanto, todo cuanto queráis que os hagan los hombres, hacédselo también vosotros a ellos; porque ésta es la Ley y los Profetas. ...Entrad por la entrada estrecha; porque ancha es la entrada y espacioso el camino que lleva a la perdición, y son muchos los que entran por ella; mas ¡qué estrecha la entrada y qué angosto el camino que lleva a la Vida!; y pocos son los que lo encuentran»..."
MEDITACIÓN:
A) Hoy, el Señor nos hace tres recomendaciones. La primera, «No deis a los perros lo que es santo, ni echéis vuestras perlas delante de los puercos» (Mt 7,6), contrastes en que los “bienes” son asociados a “perlas” y lo “que es santo”; y, por otro lado, los “perros y puercos” a lo que es impuro. San Juan Crisóstomo nos enseña que «nuestros enemigos son iguales a nosotros en su naturaleza pero no en su fe». A pesar de que los beneficios terrenales son concedidos de igual manera a los dignos e indignos, no es así en lo que se refiere a las “gracias espirituales”, privilegio de aquellos que son fieles a Dios. La correcta distribución de los bienes espirituales implica un celo por las cosas sagradas.
La segunda es la llamada “Regla de oro” (cf. Mt 7,12), que compendiaba todo lo que la Ley y los Profetas recomendaron, tal como ramas de un único árbol: El amor al prójimo presupone el Amor a Dios, y de Él proviene.
Hacer al prójimo lo que queremos que nos hagan implica una transparencia de acciones para con el otro, en el reconocimiento de su semejanza a Dios, de su dignidad. ¿Por qué razón deseamos el Bien para nosotros mismos? Porque lo reconocemos como medio de identificación y unión con el Creador. Siendo el Bien el único medio para la vida en plenitud, es inconcebible su ausencia en nuestra relación con el prójimo. No hay lugar para el bien donde prevalezca la falsedad y predomine el mal.
Por último, la "Puerta estrecha"... El Papa Benedicto XVI nos pregunta: «¿Qué significa esta ‘puerta estrecha’? ¿Por qué muchos no pueden pasar por ella? ¿Es un pasaje reservado para algunos elegidos?». ¡No! El mensaje de Cristo «nos dice que todos podemos entrar en la vida. El pasaje es ‘estrecho’, pero abierto a todos; ‘estrecho’ porque es exigente, requiere compromiso, abnegación, mortificación del propio egoísmo».
Roguemos al Señor que realizó la salvación universal con su muerte y resurrección, que nos reúna a todos en el Banquete de la vida eterna.
Diácono D. Evaldo PINA FILHO (Brasília, Brasil)

B) Hoy, Jesús nos hace tres recomendaciones importantes. No obstante, centraremos nuestra atención en la última: «Entrad por la entrada estrecha» (Mt 7,13), para conseguir la vida plena y ser siempre felices, para evitar ir a la perdición y vernos condenados para siempre.
Si echas un vistazo a tu alrededor y a tu misma existencia, fácilmente comprobarás que todo cuanto vale cuesta, y que lo que tiene un cierto nivel está sujeto a la recomendación del Maestro: como han dicho con gran profundidad los Padres de la Iglesia, «por la cruz se cumplen todos los misterios que contribuyen a nuestra salvación» (San Juan Crisóstomo). Una vez me decía, en el lecho de su agonía, una anciana que había sufrido mucho en su vida: «Padre, quien no saborea la cruz no desea el cielo; sin cruz no hay cielo».
Todo lo dicho contradice a nuestra naturaleza caída, aunque haya sido redimida. Por eso, además de enfrentarnos con nuestro natural modo de ser, tendremos que ir a contracorriente a causa del ambiente de bienestar que se fundamenta en el materialismo y en el goce incontrolado de los sentidos, que buscan —al precio de dejar de ser— tener más y más, obtener el máximo placer.
Siguiendo a Jesús —que ha dicho «Yo soy la luz del mundo. El que me siga no caminará a oscuras, sino que tendrá la luz de la vida» (Jn 8,12)—, nos damos cuenta que el Evangelio no nos condena a una vida oscura, aburrida e infeliz, sino todo lo contrario, pues nos promete y nos da la felicidad verdadera. No hay más que repasar las Bienaventuranzas y mirar a aquellos que, después de entrar por la puerta estrecha, han sido felices y han hecho dichosos a los demás, obteniendo —por su fe y esperanza en Aquel que no defrauda— la recompensa de la abnegación: «El ciento por uno en el presente y la vida eterna en el futuro» (Lc 18,30). El “sí” de María está acompañado por la humildad, la pobreza, la cruz, pero también por el premio a la fidelidad y a la entrega generosa.
Rev. D. Lluís ROQUÉ i Roqué (Manresa, Barcelona, España)

Día litúrgico: Lunes XII del tiempo ordinario, 25 de Junio del 2012 "No juzguéis, para que no seáis juzgados"

 
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO:
Día litúrgico: Lunes XII del tiempo ordinario, 25 de Junio del 2012
Texto del Evangelio (Mt 7,1-5):
"En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio ...con que juzguéis seréis juzgados, y con la medida con que midáis se os medirá. ¿Cómo es que miras la brizna que hay en el ojo de tu hermano, y no reparas en la viga que hay en tu ojo? ¿O cómo vas a decir a tu hermano: ‘Deja que te saque la brizna del ojo’, teniendo la viga en el tuyo? Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces podrás ver para sacar la brizna del ojo de tu hermano»..."
MEDITACIÒN:
Hoy, el Evangelio me ha recordado las palabras de la Mariscala en El caballero de la Rosa, de Hug von Hofmansthal: «En el cómo está la gran diferencia». De cómo hagamos una cosa cambiará mucho el resultado en muchos aspectos de nuestra vida, sobre todo, la espiritual.
Jesús dice: «No juzguéis, para que no seáis juzgados» (Mt 7,1). Pero Jesús también había dicho que hemos de corregir al hermano que está en pecado, y para eso es necesario haber hecho antes algún tipo de juicio. San Pablo mismo en sus escritos juzga a la comunidad de Corinto y san Pedro condena a Ananías y a su esposa por falsedad. A raíz de esto, san Juan Crisóstomo justifica: «Jesús no dice que no hemos de evitar que un pecador deje de pecar, hemos de corregirlo sí, pero no como un enemigo que busca la venganza, sino como el médico que aplica un remedio». El juicio, pues, parece que debiera hacerse sobre todo con ánimo de corregir, nunca con ánimo de venganza.
Pero todavía más interesante es lo que dice san Agustín: «El Señor nos previene de juzgar rápida e injustamente (...). Pensemos, primero, si nosotros no hemos tenido algún pecado semejante; pensemos que somos hombres frágiles, y [juzguemos] siempre con la intención de servir a Dios y no a nosotros». Si cuando vemos los pecados de los hermanos pensamos en los nuestros, no nos pasará, como dice el Evangelio, que con una viga en el ojo queramos sacar la brizna del ojo de nuestro hermano (cf. Mt 7,3).
Si estamos bien formados, veremos las cosas buenas y las malas de los otros, casi de una manera inconsciente: de ello haremos un juicio. Pero el hecho de mirar las faltas de los otros desde los puntos de vista citados nos ayudará en el cómo juzguemos: ayudará a no juzgar por juzgar, o por decir alguna cosa, o para cubrir nuestras deficiencias o, sencillamente, porque todo el mundo lo hace. Y, para acabar, sobre todo tengamos en cuenta las palabras de Jesús: «Con la medida con que midáis se os medirá» (Mt 7,2).
Rev. D. Jordi POU i Sabater (Sant Jordi Desvalls, Girona, España)

Gloria a Tí, Padre generoso y bueno...¡GRACIAS!

 
"Padre bueno, generoso,
cuántas veces me sorprendes
pues me das, sin yo pedirlo,
mucho más de lo que espero.
No te importan las flaquezas
de mi frágil condición
... para llenar, al instante,
de dicha mi corazón.
Cuando me asaltan temores,
generoso los apartas
y transforma mis angustias
en gozo reparador.
Son la gracia y la abundancia
que nos das en abundancia
dos atributos palpables
de tu manera de ser.
Calmas la sed del sediento,
al enfermo das salud,
consuelo al afligido
y al extraviado tu luz.
Gloria a ti, Padre del cielo,
por tu consecuente entrega
y por tu generosidad
para el que sufre en silencio
o aquél que intranquilo está,
pues das a su boca risa
y a su alma brindas paz..."
(Autor:Alberto Vásquez Díaz.)

Día litúrgico: Domingo,24 de Junio del 2012: EL NACIMIENTO DE JUAN EL BAUTISTA

 
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO:
Día litúrgico: Domingo,24 de Junio del 2012:
EL NACIMIENTO DE JUAN EL BAUTISTA.
Texto del Evangelio (Lc 1,57-66.80):
"Se le cumplió a Isabel el tiempo de dar a luz, y tuvo un hijo. Oyeron sus vecinos y parient...es que el Señor le había hecho gran misericordia, y se congratulaban con ella. Y sucedió que al octavo día fueron a circuncidar al niño, y querían ponerle el nombre de su padre, Zacarías, pero su madre, tomando la palabra, dijo: «No; se ha de llamar Juan». Le decían: «No hay nadie en tu parentela que tenga ese nombre». Y preguntaban por señas a su padre cómo quería que se le llamase. Él pidió una tablilla y escribió: ‘Juan es su nombre’. Y todos quedaron admirados.
Y al punto se abrió su boca y su lengua, y hablaba bendiciendo a Dios. Invadió el temor a todos sus vecinos, y en toda la montaña de Judea se comentaban todas estas cosas; todos los que las oían las grababan en su corazón, diciendo: «Pues ¿qué será este niño?». Porque, en efecto, la mano del Señor estaba con él. El niño crecía y su espíritu se fortalecía; vivió en los desiertos hasta el día de su manifestación a Israel..."
MEDITACIÓN:
Hoy, celebramos solemnemente el nacimiento del Bautista. San Juan es un hombre de grandes contrastes: vive el silencio del desierto, pero desde allí mueve las masas y las invita con voz convincente a la conversión; es humilde para reconocer que él tan sólo es la voz, no la Palabra, pero no tiene pelos en la lengua y es capaz de acusar y denunciar las injusticias incluso a los mismos reyes; invita a sus discípulos a ir hacia Jesús, pero no rechaza conversar con el rey Herodes mientras está en prisión. Silencioso y humilde, es también valiente y decidido hasta derramar su sangre. ¡Juan Bautista es un gran hombre!, el mayor de los nacidos de mujer, así lo elogiará Jesús; pero solamente es el precursor de Cristo.
Quizás el secreto de su grandeza está en su conciencia de saberse elegido por Dios; así lo expresa el evangelista: «El niño crecía y su espíritu se fortalecía; vivió en los desiertos hasta el día de su manifestación a Israel» (Lc 1,80). Toda su niñez y juventud estuvo marcada por la conciencia de su misión: dar testimonio; y lo hace bautizando a Cristo en el Jordán, preparando para el Señor un pueblo bien dispuesto y, al final de su vida, derramando su sangre en favor de la verdad. Con nuestro conocimiento de Juan, podemos responder a la pregunta de sus contemporáneos: «¿Qué será este niño?» (Lc 1,66).
Todos nosotros, por el bautismo, hemos sido elegidos y enviados a dar testimonio del Señor. En un ambiente de indiferencia, san Juan es modelo y ayuda para nosotros; san Agustín nos dice: «Admira a Juan cuanto te sea posible, pues lo que admiras aprovecha a Cristo. Aprovecha a Cristo, repito, no porqué tú le ofrezcas algo a Él, sino para progresar tú en Él». En Juan, sus actitudes de Precursor, manifestadas en su oración atenta al Espíritu, en su fortaleza y su humildad, nos ayudan a abrir horizontes nuevos de santidad para nosotros y para nuestros hermanos...
Rev. D. Joan MARTÍNEZ Porcel (Barcelona, España)

Día litúrgico: Sábado XI del tiempo ordinario, 23 de Junio del 2012 "Así que no os preocupéis del mañana: el mañana se preocupará de sí mismo."

 
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO
Día litúrgico: Sábado XI del tiempo ordinario, 23 de Junio del 2012
Texto del Evangelio (Mt 6,24-34):
"En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Nadie puede servir a dos señores; porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se entregará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y al dinero. Por eso os digo: No andéis preocupados por vuestra vida, qué comeréis, ni por vuestro cuerpo, con qué os vestiréis. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo: no siembran, ni cosechan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellas? Por lo demás, ¿quién de vosotros puede, por más que se preocupe, añadir un solo codo a la medida de su vida?
»Y del vestido, ¿por qué preocuparos? Observad los lirios del campo, cómo crecen; no se fatigan, ni hilan. Pero yo os digo que ni Salomón, en toda su gloria, se vistió como uno de ellos. Pues si a la hierba del campo, que hoy es y mañana se echa al horno, Dios así la viste, ¿no lo hará mucho más con vosotros, hombres de poca fe? No andéis, pues, preocupados diciendo: ¿Qué vamos a comer?, ¿qué vamos a beber?, ¿con qué vamos a vestirnos? Que por todas esas cosas se afanan los gentiles; pues ya sabe vuestro Padre celestial que tenéis necesidad de todo eso. Buscad primero su Reino y su justicia, y todas esas cosas se os darán por añadidura. Así que no os preocupéis del mañana: el mañana se preocupará de sí mismo. Cada día tiene bastante con su propio mal»..."
MEDITACIÓN:
Hoy, Jesús nos dice: «No podéis servir a Dios y al dinero» (Mt 6,24). Con estas palabras nos enfrenta a nuestra inseguridad, que procuramos paliar con el apoyo en la tranquilidad de tener no sólo lo necesario, sino lo que nos apetece, lo cual nos lleva a consumir y malgastar.
«Que lo oiga el avaro; que lo oiga el que piensa que, llamándose cristiano, puede servir al mismo tiempo a las riquezas y a Cristo. Sin embargo, no dijo: el que tiene riquezas, sino el que sirve a las riquezas; el que es esclavo de las riquezas y las guarda como un esclavo; pero el que ha sacudido el yugo de la esclavitud, las distribuye como señor» (San Jerónimo).
Como en las bienaventuranzas —o en otro pasaje clave, como el del mandato nuevo (Jn 13,34-35)—, hoy el Señor nos invita a una decisión por la confianza ilimitada en un Padre que se nos da como providencia, por la búsqueda del Reino de justicia, paz y alegría, por una verdadera pobreza interior del alma, que se vuelve una y otra vez con “gemidos inenarrables” (cf. Rom 8,26) a Quien únicamente puede saciar nuestro anhelo de plenitud y eternidad. Desde este desasimiento, desde esta precariedad asumida conscientemente, ponemos toda nuestra esperanza en el seguimiento de Cristo.
Dejando el pasado en el perdón de Dios y ahuyentando temores y preocupaciones por un futuro que todavía no ha llegado, Jesús nos invita a vivir el día de “hoy”, que es lo único que ahora tenemos. Y en este “hoy” Él se nos da como pan que acompaña el día. «Sólo el presente nos pertenece, siendo incierta la esperanza del futuro (...). Bástale a cada día su propia malicia. ¿Por qué angustiarnos por el mañana?» (San Gregorio de Nisa).
Rev. D. Carles ELÍAS i Cao (Barcelona, España)

SALVE REGINA...(DIOS TE SALVE REINA Y MADRE...)

 
SALVE REGINA...(DIOS TE SALVE REINA Y MADRE...)
Con mucha frecuencia nos dirigimos a María con la tradicional “Salve Regina” o “Dios te salve, reina y madre de misericordia”. La costumbre y el ritmo del rezo nos impiden descubrir la magia q...ue esta plegaria contiene. A veces conviene detenerse, meditar cada una de las palabras y de las frases. Es entonces cuando cada uno de nosotros puede contemplar a María desde una perspectiva nueva. Por eso, os invito a acompañarme en esta contemplación.

El Saludo: salve!
La “Salve Regina” es, ante todo, un saludo a María. No creemos en su muerte, en su ausencia definitiva. Ni siquiera pensamos que dirigirnos a ella sea una pura imaginación poética. La saludamos como a un personaje viviente, extremadamente vivo.

El saludo es siempre el comienzo de un encuentro. Saludar es, ante todo, hacerse presente. Realizar un acto de presencia. Aquí estoy. Aquí estoy para encontrarme contigo, para llamar tu atención. Con el saludo comenzamos nuestras conversaciones telefónicas. Con el saludo llamamos la atención de aquella persona que nos importa. Saludamos a María como alguien de quien queremos obtener su atención y alguien, ante quien, deseamos presentarnos, hacer acto de presencia. Así se inicia el encuentro.

Es verdad, también, que en nuestro saludo, como muy bien dice la palabra castellana, hay un deseo de vida plena. Saludo viene de “salud”. En latín, “salve” tiene el mismo significado: salvación, vida salvada, o deseo de salud. Es bellísimo el encuentro saludo, porque dos vidas se desean mutuamente la vida.

El encuentro con María se realiza siempre simbólicamente. No aparece ella misma. Tenemos casi siempre ante nuestros ojos una imagen real o virtual. Pensamos en ella ante el esplendor o belleza de una imagen: la virgen del Pilar, de Guadalupe, la virgen del Rocío. Tenemos, al mismo tiempo la convicción, de que ella está ahí, al otro lado del misterio. Suponemos que nuestro saludo es respondido, correspondido por ella.

La identidad de María, celebrada
En la Salve hay como un exceso amoroso de títulos con los cuales María es saludada o incluso piropeada:
• reina
• madre de misericordia
• vida
• dulzura
• esperanza nuestra
• abogada nuestra
• clemente
• piadosa
• dulce virgen
• María

Nueve o diez expresiones reflejan la identidad en ella celebrada. María es reconocida como Reina. Sabemos la importancia que tiene en los relatos míticos, legendarios, la Reina, la Reina-madre. Ella fue antes princesa. Las princesas de los cuentos nos suelen emocionar con sus historias. Cuando acaba su aventura, un príncipe suele desposarlas. Son felices. Y se convierten en Reinas. María fue esa princesita, escogida por el mismo Dios, para convertirse en Reina, en Reina-Madre. De ella nació el más esplendoroso vástago y rey. Jesús-rey, el Hijo de Dios, el hijo de David, cuyo reino no tendría fin.

Encontrarse con la Reina es todo un privilegio, un regalo. Es encontrarse con el seno materno, con la fuente de la vida y de la prosperidad. Se decía que en las más antiguas monarquías, si importante era la Esposa del Rey, más importante aún era la Reina-Madre. Ante ella siempre el rey se postraba. Ante ella, todos se postraban. Es casi como una manifestación teofánica de lo divino.
María es la Reina Madre que con Jesús huye a Egipto, para que Herodes no mate al rey heredero. Ella es la Reina-Madre que presenta a Jesús a los Magos para que lo adoren y a los pastores. Ella es la Reina-Madre humilde, sencilla, que nunca busca el lujo, el privilegio, sino que está muy cerca, muy cerca del pueblo, de los sencillos. Cuando ella se hace presente, todos respiran, se tranquilizan, esperan.

La gran característica de la Reina Madre es ser “madre de misericordia”. “Cordia” y “miseri” son dos palabras que hablar del corazón y de la miseria. El corazón volcado, orientado hacia la miseria, hacia los miserables. La madre Reina es misericordiosa, tiene un corazón proclive hacia los más necesitados. No busca las élites, la high society. Es la madre preocupada por los últimos, por los desheredados, por los sin casa. Los ojos de la Reina-Madre son por eso, misericordiosos. Tienden a posarse amorosamente en aquellos que no cuentan, que pasan desapercibidos, a quienes nadie atiende, ni mira. Se suele decir que como seres vivientes vivimos, pero como seres humanos existimos. Para existir se necesita algo muy importante: no se existe solo porque tenemos vida, vida biológica, se existe cuando vivimos “ante la mirada del otro”. Es la mirada del otro la que nos concede el don de la existencia. María, la Madre-Reina hace existir a todo aquel que es necesitado, marginado, olvidado. Sus ojos llegan a todos, captan a todos. Ante la Madre nadie pasa desapercibido. Ante ella, todos adquirimos existencia. Ante ella nadie está solo.
La gran característica de la Madre es ser fuente de vida. Fuente de Jesús, esa Vida exuberante e inigualable. Jesús que dijo “Yo soy la Vida”, tenía como fuente de su ser al Espíritu Santo y María: “Soy de la Virgen María y del Espíritu Santo”, canta uno de nuestros más famosos villancicos. Por eso, a María, la llamamos “vida”. Hay una preciosa canción polifónica renacentista de Juan de la Encina (1468-1530) que dice así: “¿A quién debo yo llamar vida mía, sino a ti Virgen María”.

María es la fuente de vida, no solo de Jesús. Es vivificante también para nosotros.

Los desterrados hijos de Eva
La Salve se fija en la situación desgraciada en que nos encontramos muchas veces. El “valle de lágrimas” es un lugar en que nos encontramos cercados por los muros que nos aíslan, que nos encarcelan: allí donde no quisiéramos estar, donde compartimos el sufrimiento, las penas, las desdichas. Nos vemos sorprendidos, casi todos los días, por “malas noticias”, por experiencias de fracaso, de despedida… La vida de no pocas personas en la tierra, está plagada de “malas noticias”, porque viven en pobreza, porque padecen enfermedades crónicas, porque no tienen libertad…. ¡Valle de lágrimas!
Recurrimos a María, desde esta situación, clamando a ella, gimiendo y llorando en este “valle de lágrimas”. Es tal vez una visión demasiado pesimista de la existencia. Pero ¿no estarán llorando hoy las familias que han perdido a sus hijos o esposos o padres -soldados, cuyo avión se estrelló, cuando venían de una misión de paz? ¿No llorarán las víctimas y familiares del terremoto de Italia, de los atentados en las Iglesias de Nigeria, de la crisis económica que se extiende, las víctimas del terror? ¿No llorarán quienes se encuentran la división en la familia, el odio en el trabajo, el desprecio en la vida ordinaria?

Ante María nos presentamos como “desterrados”, “hijos de Eva”. Este valle de lágrimas y suspiros es un destierro, no es nuestra patria. Es un lugar fuera de casa… un lugar perverso, no-lugar. Por el pecado de Eva, y de Adán, fuimos expulsados de la casa paradisíaca. Y desde entonces vivimos en el valle del destierro. Somos herederos de una maldición. Desde esta tierra evocamos a nuestra primera madre, Eva. Pero, también desde esta tierra de destierro volvemos los ojos y los clamores a la nueva Eva. A ella clamamos. Ella puede liberarnos.
Los ojos de María
Pedimos a María que fije sus ojos en nosotros. Sus ojos destilan misericordia. Ese es su color, su identidad, su aroma: ¡ojos misericordiosos! Aquella que halló gracia a los ojos de Dios, tiene gracia y misericordia en sus ojos. Su mirada es capaz de restaurarnos, de devolvernos la vida, la esperanza, el consuelo.

“¡Vuelve a nosotros esos tus ojos!”. Es como si María tuviera sus ojos vueltos hacia otra parte, hacia su Dios, hacia su Hijo. Es como si María tuviera los ojos encendidos en el fuego del Espíritu y se olvidara de nuestra situación. ¿Qué le ocurrirá a María, por qué no dirige a nosotros sus ojos? Podríamos muy bien pensar que María oculta sus ojos porque llora.

El pueblo, y cada uno de nosotros, que esto percibimos, le pedimos que vuelva a nosotros sus ojos, su mirada. Pero no sólo sus ojos, sino “esos tus ojos misericordiosos”. Le suplicamos una mirada comprensiva, amorosa, reconciliadora.
María es Consuelo, Vida. Recurrir a ella es encontrar razones para vivir, para seguir viviendo.

Abogada nuestra
Ella es abogada. Evocamos a esas jóvenes abogadas de hoy, ejecutivas, activas, intuitivas, cercanas a las causas de los pobres y marginados. María es nuestra. Nuestra abogada. Aboga por nosotros cuando estamos como perdidos, cuando el mal nos afecta e incluso cuando somos culpables. Ella es misericordiosa, amorosa, clemente, inteligente.

¡Muéstranos a Jesús!
Desde que se formuló el Ave María se le pide a ella que ruegue por nosotros “ahora y en la hora de nuestra muerte”. Se tiene la convicción de que María intercede por quien recurre a ella. Y que esa intercesión será especialmente valiosa e intensa en el momento de la muer­te. Sabe el creyente que María no lo abandonará en ese momento de Pascua, de Tránsito. Que al igual que estuvo presente junto a la Cruz de Jesús en su Pascua, estará presente en todos los “pasos” de la vida de sus hijos e hijas, de las personas que se entregan a ella con amor.

En la Salve se da un paso más, en la súplica. Ya no se pide únicamente a María su presencia en el momento de la muerte, sino que “después de este destierro”, nos muestre a Jesús, “fruto bendito de su vientre”. Aquí se expresa que hay una continuidad entre el tiempo y la eternidad. Esperamos que exista esa continuidad. Y que la muerte no interrumpa las relaciones, sino que las potencie.

Con María el cielo se hace más familiar, más cercano. El creyente desea que en el cielo siga ejerciendo la función que ella ha ejercido en su experiencia.

No quisiéramos un cielo totalmente desconectado de la tierra. Quisiéramos que aquello que nos anticipa el cielo en la tierra, sea prolongado en el cielo. No quisiéramos que el cielo fuera un borrón y cuenta nueva. Si María nos ha mostrado a Jesús aquí abajo, que nos lo muestre también allá arriba, en el cielo.

Si decir “te quiero” es decir “tú no morirás”, si la fe en la resurrección tiene mucho que ver con la experiencia del amor, es obvio que la devoción amorosa a María es un grito de resurrección, un clamor de ascensión y glorificación...
(FUENTE: CiudadRedonda.com)

SANTA MADRE DEL CIELO, MARÍA...¡Jamás vencida por el desaliento...!

 
SANTA MARÍA, MÁMA DULCE Y BUENA...NUESTRA SANTA MADRE DEL AMÉN...:
Jamás vencida por el desaliento
Como en cada aspecto de mi vida, hasta en lo más insignificante, María se alza como faro que ilumina los caminos por los que debemos avanzar.... Ella se afrontó una vida semejante a la nuestra, tuvo que lidiar con los mismos problemas que a nosotros nos surgen. Sintió el cansancio, el dolor, la rutina al igual que cada persona, pero no me imagino a la Madre de Dios siendo víctima del desaliento.
Hay jornadas en las que vemos a algún hermano caer impotente bajo el peso de la rutina. Debemos ser entonces las manos de María, levantando a Jesús cuando aprendía a caminar, ayudándole a enfrentarse a cada tropiezo, siendo la protección materna para cualquiera que lo necesite. Sobre todo, aprendiendo a leer en clave evangélica cualquier acontecimiento por cansino que pueda parecer.
Hay jornadas en las que el peso del hastío nos fatiga más que en otras, en que somos más proclives a desmoralizarnos. Es importante que en esos días recordemos que no estamos solos. Muchos han atravesado el mismo difícil camino; María fue una de ellos. Pero no una cualquiera. Ella nos brinda su apoyo y fortaleza con su testimonio, con su recuerdo, con su presencia cercana.

Como un faro luminoso...
Y. cuando no haya nadie que nos ayude a continuar, cuando el cansancio nos haga una mella más profunda, debemos mirar al futuro con la esperanza y la fe de María, que conocía a su hijo y creía en él antes de que se revelara al mundo. Debemos recordar que la rutina pasará, como siempre pasa, abandonar el abatimiento como la Virgen y los apóstoles lo hicieron y salir al mundo.
Hay un tipo de rutina distinto al desaliento, una rutina que no llena el alma de cansancio ni llena los ojos de telarañas. Existe la rutina alegre del que se levanta cada día y sabe que será igual que los demás y. por ello, será maravilloso. Es la costumbre del que siente hace algo útil con su vida y atesora cada momento y cada persona no como uno más sino como algo único. Es la inercia del que se da a los demás como se dio Jesús al mundo, como se dio Mana a Dios Es la fuerza de vida que hace que el cansancio desaparezca. Porque el cansancio y la apatía son los verdaderos riesgos. La costumbre nacida de Dios como la de María, produce gozo es motivo de agradecimiento...

Oración por un Hermano Enfermo...

Señor:
Aquél, a quien tanto amas, está enfermo,
y Tú vas a curarlo
porque eres el médico
y la medicina de Dios.
Por eso te damos gracias...
...
Sólo Tú posees el secreto
de la salud y de la vida...
Regala a nuestro hermano MARIO ROBERTO
la verdadera salud, que eres Tú mismo,
la única salud que eres Tú.

Porfavor Señor, Cura su cuerpo
con el contacto sanador del Tuyo,
anima su espíritu
con la fuerza curativa de Tu Espíritu.
Pero hazlo, Señor,
como Tú sabes y quieres hacerlo,
a fin de que se cumpla en él plenamente
la voluntad el Padre...

Que la cruz de nuestro hermano
sea una participación en tu cruz;
así su dolor será fecundo
y se convertirá para él
en fuente de vida nueva...

Señor, nosotros queremos a MARIO ROBERTO
 nuestro hermano,
Tú lo sabes.
Él es miembro de nuestra
familia y comunidad...
Es miembro de Tu Cuerpo.

Confirma su fe,
alienta su esperanza...
Dale la alegría de vivir
el misterio de Tu Pascua gloriosa.
Y por intercesión de María,
Nuestra Madre,
muéstrale la grandeza de su misión
en este momento de su vida.

Y a él y a nosotros, Señor,
haznos fuertes en el amor perfecto.
Tú que vives y reinas
por los siglos de los siglos.
Amén.