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miércoles, 16 de mayo de 2012

"Las bellezas del Bautismo: El Sacramento"

LAS BELLEZAS DEL BAUTISMO: EL SACRAMENTO
 
 

En este tiempo pascual, tiempo bautismal en sí mismo, dirigimos nuestra mirada a los tesoros bautismales que se entregan a los catecúmenos: la cruz, el credo, el agua, el aceite, la luz, la túnica...
Me propongo penetrar un poco, desde mi experiencia, como siempre, en la mistagogia del sacramento bautismal, el significado de los signos rituales tan bellos que lo acompañan. Ciertamente, a veces se nos escapan, no somos conscientes de esta belleza que acompañan a los ritos bautismales, antiguos y profundos con lo es la propia Iglesia.
Pero, antes que nada, ¿Qué es el Bautismo? Vemos con frecuencia que acuden a la parroquia personas, provistas de muy buena voluntad pero de poco sentido de lo que es el bautismo (no entro en la cantidad de fe que posean), y desean que sus hijos sean bautizados apoyados en ideas como “la tradición familiar”, “para que sea buena persona”, “porque mis padres lo hicieron”, etc.
Sin embargo, el Bautismo es nada menos que el fundamento de la vida cristiana, puesto que nos permite ser hijos de Dios, sacándonos del pecado y de la muerte. Y en eso se resume toda la espiritualidad cristiana. Dice la oración infantil, y ella lo explica todo: “Dios es mi Padre, ¡qué feliz soy!¡soy hijo suyo, hijo de Dios!”. Por él pasamos de ser criaturas de Dios a hijos suyos, por tanto hermanos de Cristo y templos del Espíritu Santo. La Trinidad entera, un solo Dios, habita dentro del bautizado. Por consiguiente, pasamos a ser miembros de la Iglesia y herederos de la Vida Eterna, a pertenecer a una verdadera familia. Somos “alguien”, tenemos dignidad de cristianos. Con una casa propia donde habitar, una herencia que nos pertenece, y unas relaciones filiales y fraternas para poder vivir.
Me parece estar escuchando aún a mi querido P. Alfonso, de feliz memoria, decir: “Mi madre me enseñó desde pequeño lo más importante que me podía enseñar, que Dios es mi Padre ¡Que soy hijo de Dios!”. ¿Me puedo creer de verdad esta maravilla? Eso es lo que se nos da en el Bautismo. Un nacer de nuevo. Una regeneración total, muriendo al hombre viejo, al pecado.
En el Bautismo se inicia también la vida en el Espíritu, y es la puerta para poder recibir los demás sacramentos.
Hoy, al bautizar a los niños a edad temprana, no se les puede impartir el catecumenado previamente. Intentamos salvar esta circunstancia con dos medidas: la catequesis pre-bautismal a padres y padrinos, donde se les explica bien durante unos días lo que se va a realizar, catequesis del todo necesaria y que no se debe omitir alegremente, y elcatecumenado post-bautismal de adultos, que la Iglesia recomienda vivamente, recibido en una parroquia o en un recorrido formativo dentro de alguna asociación de fieles, movimiento apostólico o verdadera comunidad eclesial.
Demos gracias a Dios en este tiempo pascual por nuestro propio bautismo, meditemos en él, descubrámoslo y vigilemos cada día, puesto que, como dice San Cesáreo, “el bautismo nos libró de todos los pecados, pero con la Gracia de Dios, debemos cumplir con todo lo bueno, para que no vuelva el espíritu inmundo y traiga consigo siete espíritus más malos que él…”
Pedro A. Mejías

Eterna gratitud al Dr. Huber Bech por tan valiosa aportaciòn.

Miércoles VI de Pascua. 16 de Mayo del 2012 "Cuando venga Él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad completa..."

Día litúrgico: Miércoles VI de Pascua. 16 de Mayo del 2012
Texto del Evangelio (Jn 16,12-15):
"En aquel tiempo, Jesús habló así a sus discípulos: «Mucho tengo todavía que deciros, pero ahora no podéis con ello. Cuando venga Él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad completa; pues no hablará por su cuenta, sino que hablará lo que oiga, y os anunciará lo que ha de venir. Él me dará gloria, porque recibirá de lo mío y os lo anunciará a vosotros. Todo lo que tiene ...el Padre es mío. Por eso he dicho: Recibirá de lo mío y os lo anunciará a vosotros»..."
MEDITACIÒN:
"Hoy, Señor, una vez más, nos quieres abrir los ojos para que nos demos cuenta de que con demasiada frecuencia hacemos las cosas al revés. «El Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad completa» (Jn 16,13), aquello que el Padre ha dado a conocer al Hijo.
¡Es curioso!: Más que dejarnos guiar por el Espíritu (¡Qué gran desconocido en nuestras vidas!), lo que hacemos es, bien pasar de Él, bien “imponerle” las cosas una vez ya hemos tomado nuestras decisiones. Y lo que hoy se nos dice es más bien lo contrario: dejar que Él nos guíe.
Pienso, Señor, en voz alta... Vuelvo a leer el Evangelio de hoy y me vienen a la cabeza los chicos y chicas que recibirán la Confirmación este año. Veo los que me rodean y estoy tentado a pensar: —¡Qué verdes están! ¡A éstos, tu Espíritu no les va ni por delante ni por detrás; y más bien se dejan guiar por todo y por nada!
A quienes se nos considera adultos en la fe, haznos instrumentos eficaces de tu Espíritu para llegar a ser “contagiadores” de tu verdad; para intentar “guiar-acompañar”, ayudar a abrir los corazones y los oídos de quienes nos rodean.
«Mucho tengo todavía que deciros» (Jn 16,12). —¡No te retengas, Señor, en dirigirnos tu voz para revelarnos nuestras propias identidades! Que tu Espíritu de Verdad nos lleve a reconocer todo aquello de falso que pueda haber en nuestras vidas y nos haga valientes para enmendarlo. Que ponga luz en nuestros corazones para que reconozcamos, también, aquello que de auténtico hay dentro de nosotros y que ya participa de tu Verdad. Que reconociéndolo sepamos agradecerlo y vivirlo con alegría.
Espíritu de Verdad, abre nuestros corazones y nuestras vidas al Evangelio de Cristo: que sea ésta la luz que ilumine nuestra vida cotidiana. Espíritu Defensor, haznos fuertes para vivir la verdad de Cristo, dando testimonio a todos..."
Rev. D. Santi COLLELL i Aguirre (La Garriga, Barcelona, España)