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martes, 8 de mayo de 2012

"MARÍA...:¿SABÍAS QUË...?"

MARÍA... ¿SABÍAS QUÉ...?
Debían transcurrir muchos años antes de que la Madre de Jesús comprendiese la misión de Aquel Niño.
María esperaba el reinado del Mesías en el trono de David, pero no veía el bautismo de sufrimiento por cuyo medio debía ganarlo. Simeón reveló el hecho de que el Mesías no iba a encontrar una senda expedita por el mundo. En las palabras dirigidas a María: "Una espada traspasará tu alma," Dios, en Su misericordia, dió a conocer a la Madre de Jesús la angustia que por él ya había empezado a sufrir...
(Fuente: Información del video)
Ella...Nuestra Madre. ¡Madre de CRISTO JESÚS...! Nuestra dulce herencia...Modelo de Madre. Abogada y Reina del cielo!

¿En qué se diferencia un día de un cristiano, de un día de uno… que no lo es?



CUAL ES LA DIFERENCÍA...
El otro día, mientras llevaba a mis hijos al colegio, les planteé este enigma:
¿En qué se diferencia un día de un cristiano, de un día de uno… que no lo es?
Para mayor claridad (e intención) les propuse que esas diferencias las concretaran por ejemplo en la primera hora de un día cualquiera de colegio, es decir, que la cuestión consistía en saber en qué se diferencia un cristiano de uno que no lo es desde que suena el despertador (8.00 h.) hasta que suena el timbre para entrar al cole (9.00 h.)
La primera respuesta no se hizo esperar:
“¡Está claro!… en que uno reza y el otro, no”.
“Bien, vale pero… ¿sólo en eso? Venga algo más se os ocurrirá”.
Por sus caras deduje que la cosa se les complicaba inesperadamente, pero aceptaron el reto, así que quedamos que por la noche resolveríamos juntos el enigma. Y esa noche en la cena llegamos a estas cuatro diferencias:
Primera.- El que lo es: se despierta, apaga el despertador y su primer pensamiento es para Dios. Y es que el cristiano desea una RELACION PERSONAL CON DIOS por eso no concibe iniciar el día sin Él, pues en su vida y ante todo, quiere Amarle inmensamente.
El que no lo es: se despierta sin más.
Segunda.– El que lo es: durante el desayuno, yendo en el coche, en la fila,… con sus padres, con su hermana, con los compañeros, con todos aprende a tener en cuenta lo de “primero los demás, luego yo” porque sabe que amar a los demás como a uno mismo, es LA AUTENTICA SEÑAL del cristiano.
El que no lo es: va más a lo suyo.
Tercera. - Al que lo es, cada vez menos sus padres tienen que andar con el "venga levántate que llegas tarde… vamos pega un bote y haz la cama…” porque como cristiano quiere perfeccionarse y por eso aprende (su inteligencia se lo dice) que a la pereza es bueno combatirla con voluntad y que si su cuerpo o sus ganas le vencen, él debe responder con la virtud de la diligencia. El cristiano es el hombre que ASPIRA A SER PERFECTO y para ello aprende a guiarse de ese “trinomio”de inteligencia, voluntad y virtud.
El que no lo es: pues eso… “a trancas y barrancas”, porque se lo mandan y de mala manera.
Y Cuarta. - Al cristiano mejorar su entorno le interesa, el Mundo le interesa, los emas le interesan por eso saluda y sonríe dando los buenos días, se preocupa de que las cosas se hagan bien, “pasa” de modas tontas y aprende a divertirse y ser divertido con los amigos, etc. El cristianismo propugna la “CIVILIZACION DEL OTRO”,
Para el que no lo es, lo que importa es la civilización "del yo": mi tiempo, mis cosas, mis gustos, mi plan…
En resumen el cristiano:
  • Desea y cultiva una relación personal con Dios,
  • Tiene la señal: el amor entre cristianos,
  • Quiere perfeccionarse teniendo como recurso el “trinomio” (inteligencia voluntad y virtud) y
  • Construye la civilización “del otro”.
Les parecerá curioso, pero les aseguro que desde que resolvimos en familia el enigma, cada mañana afrontan un poco mejor su primera hora… de cristianos

(Especial gratitud al Dr. Huber Bech por compartir esta maravillosa nota...Ahora, podemos saber la diferencia. Ojalá y esto nos ayude para "Hacerla notar" en cada paso de nuestra vida y principalmente, tener el amor y la sabiduría para transmitirla a aquellos que nos siguen el paso...)

"Siempre serás mi niño..." Diario de María" (Martín Valverde)

Todas las madres, siempre vemos a "Nuestros bebés" como niños... Crecen corporalmente pero en nuestro corazón, siguen siendo aquellos niños a quienes enseñamos a caminar, hablar, comer, decir la primera oración...Nuestra Santísima Madre, no se excluye de esta natural forma de ser, tan maternal y viva... Aquí, la letra de una bella canción que se llama: "DIARIO DE MARÍA" del famoso canta autor católico Martín Valverde, en donde se expone, en cierta forma y por ELLA, aquél sentimiento que debió pasar, terriblemente doloroso y angustiante recordando al pequeño Jesús, a quién acunó con tanto amor y cuidados... OH, Madre mía, déjame acompañarte en Tú dolor y enseñame ese camino que me lleve a Tu Santísimo Hijo, Jesús Nuestro Señor...¡GRACIAS MADRE! POR TU ACEPTACIÓN, TU ENTREGA, TU AMOR, TU HUMILDAD....¡GRACIAS MÁMA,,,!
"DIARIO DE MARÏA"
Te miro a los ojos y entre tanto llanto parece mentira que te hayan clavado. Que seas el pequeño al que he acunado, y que se dormía tan pronto en mis brazos, Él que se reía al mirar el cielo y cuando rezaba se ponía serio.
Sobre este madero, veo aquel pequeño que entre los doctores hablaba en el templo... Que cuando pregunté, respondió con calma que de los asuntos de Dios, se encargaba.
Ese mismo niño, el que está en la cruz, el Rey de los hombres, se llama Jesús.
Ese mismo hombre ya no era un niño cuando en esa boda le pedí más vino. Que dio de comer a un millar de gente y a pobres y enfermos los miró de frente. Rió con aquellos a quienes más quiso, y lloró en silencio, al morir su amigo.
Ya cae la tarde, se nublan los cielos, pronto volverás a Tu Padre Eterno.
Duérmete pequeño, duérmete mi niño, que yo te he entregado todo mi cariño. Como en Nazareth, aquella mañana, ¡He aquí tu sierva, he aquí tu esclava!
Martín Valverde

Martes V de Pascua, 8 de Mayo del 2012..."Os dejo LA PAZ, MI PAZ OS DOY..."

 
Día litúrgico: Martes V de Pascua, 8 de Mayo del 2012
Texto del Evangelio (Jn 14,27-31a):
"En aquel tiempo, Jesús habló así a sus discípulos: «Os dejo la paz, mi paz os doy; no os la doy como la da el mundo. No se turbe vuestro corazón ni se acobarde. Habéis oído que os he dicho: ‘Me voy y volveré a vosotros’. Si me amarais, os alegraríais de que me fuera al Padre, porque el Padre es más grande que yo. Y os lo digo ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda creáis. Y...a no hablaré muchas cosas con vosotros, porque llega el Príncipe de este mundo. En mí no tiene ningún poder; pero ha de saber el mundo que amo al Padre y que obro según el Padre me ha ordenado»..."
MEDITACIÓN:
Hoy, Jesús nos habla indirectamente de la cruz: nos dejará la paz, pero al precio de su dolorosa salida de este mundo. Hoy leemos sus palabras dichas antes del sacrificio de la Cruz y que fueron escritas después de su Resurrección. En la Cruz, con su muerte venció a la muerte y al miedo. No nos da la paz «como la da el mundo» (cf. Jn 14,27), sino que lo hace pasando por el dolor y la humillación: así demostró su amor misericordioso al ser humano.
En la vida de los hombres es inevitable el sufrimiento, a partir del día en que el pecado entró en el mundo. Unas veces es dolor físico; otras, moral; en otras ocasiones se trata de un dolor espiritual..., y a todos nos llega la muerte. Pero Dios, en su infinito amor, nos ha dado el remedio para tener paz en medio del dolor: Él ha aceptado “marcharse” de este mundo con una “salida” sufriente y envuelta de serenidad.
¿Por qué lo hizo así? Porque, de este modo, el dolor humano —unido al de Cristo— se convierte en un sacrificio que salva del pecado. «En la Cruz de Cristo (...), el mismo sufrimiento humano ha quedado redimido» (Juan Pablo II). Jesucristo sufre con serenidad porque complace al Padre celestial con un acto de costosa obediencia, mediante el cual se ofrece voluntariamente por nuestra salvación.
Un autor desconocido del siglo II pone en boca de Cristo las siguientes palabras: «Mira los salivazos de mi rostro, que recibí por ti, para restituirte el primitivo aliento de vida que inspiré en tu rostro. Mira las bofetadas de mis mejillas, que soporté para reformar a imagen mía tu aspecto deteriorado. Mira los azotes de mi espalda, que recibí para quitarte de la espalda el peso de tus pecados. Mira mis manos, fuertemente sujetas con clavos en el árbol de la cruz, por ti, que en otro tiempo extendiste funestamente una de tus manos hacia el árbol prohibido»...
Rev. D. Enric CASES i Martín (Barcelona, España)